Expertos de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, propusieron que la comida menos saludable sea gravada con un impuesto especial del 20%. Según los ideólogos de esta iniciativa, esa tasa es el mínimo necesario para que haya un efecto en la salud de la población.
Las opiniones las publicó el British Medical Journal. Lo recaudado serviría para promocionar hábitos más sanos. Francia, Hungría y Dinamarca ya tienen impuestos en esta dirección.